Higiene de manos
Para empezar a lavar tus manos, mójalas primero con agua, te será más fácil extender el jabón.
Aplica jabón en la palma de la mano en cantidad suficiente como para cubrir las dos manos.
Con el jabón en la mano, frota las palmas entre sí haciendo movimientos circulares. Observa cómo se genera una suave y cremosa espuma.
A continuación, frota la palma de la mano derecha contra el dorso de la mano izquierda entrelazando los dedos. Repite esta acción a la inversa.
Para que el jabón llegue a todos los rincones, frota las palmas de la mano entre sí, esta vez entrelazando también los dedos.
Para continuar, frota el dorso de los dedos de la mano izquierda con la palma de la mano derecha y viceversa. Para realizar este paso mantén los dedos unidos.
Un lavado de manos higiénico requiere detenerse también a lavar el pulgar. Para ello, rodea este dedo de la mano izquierda con la mano derecha y frota haciendo movimientos de rotación. Repite este movimiento para la otra mano.
Es el momento de lavar las puntas de los dedos y uñas, y de esta manera eliminar cualquier residuo entre el dedo y la uña. Para ello, frota la punta de los dedos de la mano derecha contra la palma de la mano izquierda haciendo un movimiento circular. Repite la acción a la inversa.
Enjuaga las manos con agua abundante desde la muñeca hacia los dedos, siendo siempre este un movimiento de arrastre de la suciedad hacia la punta de los dedos, asegurándote de que no queden restos de jabón.
Para secar las manos en casos de extrema precaución, seca las manos con una toalla limpia o un papel secante de usar y tirar para evitar coger residuos que pueda haber en una toalla ya usada.
Puedes aprovechar esta toalla de usar y tirar para cerrar el grifo. También puedes cerrar el grifo con el codo para evitar tocarlo con las manos ya limpias.