Reeducación de la marcha tras la rotura de cadera

En esta sección abordaremos la reeducación de la marcha tras la rotura de cadera. Sabemos que la fractura de cadera es común en las personas mayores, y especialmente en mujeres a consecuencia de la osteoporosis. Las fracturas pueden ser por una caída (relacionada con la pérdida de visión, deterioro muscular, neurológico, barreras arquitectónicas,…) o por una fractura previa del hueso relacionada con la osteoporosis. El hecho de que los huesos sean más frágiles a mayor edad por la osteoporosis hace que sea más fácil que se produzca una fractura en una caída.

Recuerda que para prevenir caídas se deben quitar las alfombras del hogar del paciente y adecuar espacios como el baño con barandillas o agarradores. Durante la noche se deben dejar las luces encendidas en los pasillos, ya que la falta de luz puede provocar caídas. Se aconseja tener los espacios despejados de objetos con que se pueda tropezar.

Por lo general, la persona que cuidas va a necesitar apoyo para caminar. Podrá caminar con ayuda de muletas o andador y siguiendo las especificaciones del personal sanitario. El andador es el medio más utilizado, en especial, los primeros días. Con él, se evita cargar demasiado peso en la pierna operada. Ayuda a la persona a caminar de forma segura con el andador y con las muletas: 

Cuestiones generales: 

  • El paciente no debe rotar la pierna operada hacia dentro (es decir, meter la punta del pie hacia dentro). Debe llevar cuidado con los giros bruscos de la pierna. Teniendo en cuenta las especificaciones relacionadas con la prótesis.
  • Es importante la distancia entre los dos pies porque si van muy juntos se puede tropezar. Utilizar sillas altas para sentarse evitando el sillón. Ya que eso hace que la rodilla esté por encima de la cadera, cause más dolor en pacientes intervenidos y la prótesis se salga.
  • En los primeros días después del alta, la persona necesitará ayuda para realizar las tareas de aseo y vestirse. Debe llevar cuidado al ponerse los calcetines y los zapatos, usando un calzador de mango largo para evitar agacharse.
  • Es importante que la persona tenga los objetos que pueda necesitar a su alcance. No es conveniente que se agache a coger algo que necesita.
  • Debe usar zapatos planos y cerrados, que agarren bien el talón y con suelas antideslizantes. Durante las primeras semanas, pueden ser muy útiles las zapatillas deportivas con cierre de velcro o los mocasines. No es conveniente que se agache a atarse los zapatos.
  • La persona no debe cargar objetos de una habitación a otra, ya que podría perder el equilibrio y no tendría los brazos libres.

 Cuestiones generales a tener en cuenta al sentarse:

  • No debe cruzar la pierna operada sobre la otra.
  • No debe colocar ambas piernas a menos de 90º cuando se esté sentado (es decir, la rodilla no puede estar más arriba que la cadera cuando la persona esté sentada). Pon especial atención al tipo de sillón o silla que va a utilizar la persona, de manera que cuando se siente la rodilla quede a la altura de la cadera siempre.
  • Al levantarse de la silla o de la cama: debe estirar primero la pierna operada, ayudándose con los brazos y la pierna sana.
  • Es conveniente que la silla o sillón cuente con reposabrazos para que la persona pueda apoyarse.

Cuando vaya a estar acostado en la cama, ten en cuenta lo siguiente:

  • Debe dormir boca arriba al menos las seis primeras semanas, sin elevar mucho el cabecero.
  • Es muy importante que la pierna operada esté bien colocada. Para ello además de estar estirada, la puntera del pie ha de quedar mirando hacia el techo, nunca hacia dentro ni hacia fuera.
  • Para que esté más cómodo, no coloque una almohada en su espalda o bajo las rodillas, pues doblaría en exceso su cadera y sería peligroso.
  • Puede colocar una almohada bajo los pies para elevarlos un poco y favorecer la circulación evitando que se hinchen.

Síntomas de alerta: Acudiremos a urgencias si la herida de la cirugía aparece caliente y enrojecida o supura, así como si tiene fiebre (más de 38º C), la pierna operada se le hincha súbitamente más de lo habitual o aparecen síntomas como dificultad para respirar, dolor torácico, taquicardia (palpitaciones) o sangrado y sensación de entumecimiento o de hormigueo.