Aseo diario y elección correcta de elementos ante un proceso de higiene
En esta entrada vamos a aprender algunas técnicas para proceder al aseo de una persona a nuestro cuidado, principalmente en base a sus necesidades de movilidad.
Las esponjas jabonosas son una buena opción, ya que se obtiene un baño completo rápido, sin mojar las sábanas y sin utilizar mucha agua. Para ello, debemos usar dos palanganas, una para mojar las esponjas jabonosas y otra para aclarar el jabón. Existe un tipo especial de toallitas humedecidas que no precisan el uso de palanganas, llamadas toallitas de higiene o lavado sin agua, que también son aconsejables. En cualquier caso, debemos recordar siempre no contaminar zonas ya limpias lavando con una esponja o toalla que ha pasado por zonas sucias.
Siempre se va a iniciar el baño haciendo el apropiado lavado de manos, tras lo cual nos ponemos guantes. Antes de empezar es importante comunicar a la persona lo que vamos a hacer y preservar la intimidad con sábana, biombo o cortinilla. También cuidar la temperatura de la sala, evitando corrientes. Si se trata de una cama articulada y ortopédica, recordar frenarla y ajustarla a la altura adecuada.
Para evitar mojar las sábanas podemos hacer la técnica de la sábana entremetida, es decir, colocar una sábana doble que cubra la parte central del cuerpo para que ésta sea la que se moje. Para ello, se enrolla la mitad de la sábana, y eso se pone en el cuerpo de la persona encamada, luego se la gira para el lado contrario, se saca la parte enrollada y se despliega.
Empezamos el proceso de higiene por la cara, sólo con agua, con la persona boca arriba. La zona de los ojos se lavará desde la zona del lagrimal hacia fuera. Seguimos con nariz, boca y cara (también se podrían utilizar gasas, que tiraremos a la basura después de cada zona) y después, secamos con ligeros toques.
Seguidamente, retiramos pijama o camisón en la zona de arriba y lavamos orejas, cuello, hombros, brazos, manos, y, por último, la axila, y la región submamaria. Descubrimos la zona abdominal y enjabonamos insistiendo en la zona del ombligo y bajamos a la zona púbica, aclaramos y secamos muy bien.
Es necesario cambiar el agua, haciendo una desinfección adecuada de la palangana o utilizando otra limpia.
Flexionamos las piernas de la persona, si es posible, para acceder mejor a la zona de los genitales. En el caso de los hombres retraemos el prepucio para limpiar bien el pliegue y volvemos a colocarlo. En el caso de las mujeres, separamos labios mayores y menores y limpiamos los pliegues de delante hacia atrás (hacia el ano). Aclaramos con el porrón o jarra y secamos muy bien. Recuerda que en la zona de los genitales es especialmente importante desechar la esponja o toalla con la que hayamos hecho la limpieza y utilizar una nueva.
A continuación, lavamos cada extremidad descendiendo desde ingles a pies. Lateralizamos al paciente y lavamos espalda, cuello y glúteos. Aprovechamos el movimiento para secar de forma minuciosa y poner cremas hidratantes. En el caso de pacientes frágiles con riesgo de úlceras por presión se utilizarían ácidos grasos hiperoxigenados. Para ayudar a que el paciente esté estable, lo que se suele hacer es doblar una rodilla.
Procedimiento del lavado del cabello
El lavado del cabello cuando la persona está encamada, se puede hacer de dos maneras. La primera es colocando a la persona en diagonal sin almohada, con la cabeza al borde lateral de la cama.
Se pone una toalla enrollada en forma de herradura bajo el cuello y se puede proteger con hule o plástico la toalla y la cama formando un canal central donde caiga el agua hasta una palangana situada en una silla o taburete. En el mercado hay accesorios para cumplir la función de canal y evacuación del agua.
A continuación, mojar el cabello del paciente, con agua a temperatura adecuada, ayudados por una jarra; aplicando luego el gel/champú, procediendo al lavado del cuero cabelludo. Aclarar el cabello. Envolver la cabeza en una toalla y retirar la bolsa con el contenido del agua. Ajustar la almohada para dejar al paciente en una posición cómoda. Secar bien la cabeza con una toalla, peinar al paciente, y si se cree necesario, utilizar el secador de pelo. Colocar de nuevo la almohada.
La segunda forma es la posición Roser. Con la persona boca arriba, sin almohada y con la cabeza sobresaliendo del colchón por la parte de arriba de la cama, sin cabecero. De esta forma se tiene que sujetar la cabeza con algún soporte o con la ayuda de una tercera persona y la palangana se coloca debajo de la cabeza. Se procede de la misma forma que en la anterior, lo único que cambia es la posición.
Procedimiento del aseo bucal
Elevamos el cabecero a semisentado o girando la cabeza y cubrimos el embozo con la toalla. Cepillamos o frotamos con la torunda impregnada en colutorio rebajado con agua, suavemente y de arriba abajo, incluyendo la lengua. Le damos un vaso con agua para que se enjuague si puede y recogemos el agua con el balde.
Si la persona cuidada usara dentadura postiza extraíble, la sumergimos previamente en una solución bucal antiséptica durante 10-15 min y después de cepillarla y aclararla, la colocaremos.